Pedagogya

Los informes emblemáticos de la Unesco sobre Educación

La Unesco es la agencia especializada en educación, ciencia y cultura, que está adscrita a la ONU. Desde 1945 protege el derecho a la educación, como una garantía para la paz entre países y, de forma más reciente, la considera también un instrumento hacia la igualdad o el desarrollo sostenible. Para ayudar a la toma de decisiones, la organización produce una importante cantidad de publicaciones e informes.

Algunos de los informes publicados por la Unesco se consideran históricos por su influencia y porque siguen resultando inspiradores: "Aprender a ser: la educación del futuro" (Faure et al., 1972) y "La Educación encierra un tesoro" (Delors et al., 1996). Con el mismo propósito de divulgar un nuevo informe emblemático, se publicó en 2022 "Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación" (Zewde et al. 2022).

De lectura bastante placentera, "Aprender a ser: la educación del futuro" y "La Educación encierra un tesoro" son informes que suenan todavía muy vanguardistas. En "Aprender a ser" ya se hablaba de algoritmos o del daño al medio ambiente y, coherente con la misión de la Unesco, decía:

Sólo la opinión pública de los países, si llega a formar una opinión mundial, podrá imponer medidas tan simples y tan evidentemente necesarias, pero indefinidamente eludidas, como la renuncia a las armas atómicas y la afectación a obras vitales de una parte de los créditos estérilmente invertidos en la preparación de guerras. Para que la inteligencia роpular pueda acceder a esta función, que está a su alcance, es preciso que tome conciencia de sí misma, de sus aspiraciones, de su fuerza, que se «desfatalice» y, si puede decirse, se «desresigne», y esta seguridad psicológica sólo puede dársela una educación ampliamente abierta a todos. (Faure et al., 1972, p. 32)

Aunque una de sus aportaciones más relevantes fuera la idea de la educación a lo largo de la vida y de la ciudad educativa:

Si lo que es preciso aprender es a reinventar y a renovar constantemente, entonces la enseñanza deviene la educación y, cada vez más, el aprendizaje. Si aprender es el asunto de toda una vida, en su duración y en su diversidad, y de toda una sociedad, tanto en lo que concierne a sus recursos educativos como a sus recursos sociales y económicos, entonces es preciso ir más allá de la necesaria revisión de los «sistemas educativos» y pensar en el plano de una ciudad educativa. (Faure et al., 1972, p. 42)

En "La Educación encierra un tesoro" puede que nos encontramos con el informe más influyente, que refleja ya un mundo que es global y cambiante:

En cierto sentido, la educación se ve obligada a proporcionar las cartas náuticas de un mundo complejo y en perpetua agitación y, al mismo tiempo, la brújula para poder navegar por él. (Delors, 1996, p. 95).

El informe plantea cuatro tipos de aprendizaje:

aprender a conocer, es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión; aprender a hacer, para poder influir sobre el propio entorno; aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas; por último, aprender a ser, un proceso fundamental que recoge elementos de los tres anteriores. (Delors, 1996, p. 94).

Además, muestra ejemplos destacados de experiencias educativas de varios lugares del mundo.

En "Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación" se parte del análisis de un futuro insostenible (cambio climático, desigualdad, retroceso de la democracia, etc.) y de que la educación puede contribuir a perpetuarlo. Por lo que propone redefinir los objetivos de la educación en un nuevo contrato social que incluya, por ejemplo, un programa mundial de investigación centrado en la educación o pedagogías cooperativas y solidarias:

Necesitamos pedagogías que nos ayuden a aprender en y con el mundo y a mejorarlo. Estas pedagogías exigen que sigamos aprendiendo sobre la dignidad de cada persona y el gran logro que representan el derecho a la conciencia y la libertad de pensamiento, pero que desaprendamos el excepcionalismo humano y el individualismo posesivo. Deben basarse en la ética de la reciprocidad y el cuidado, y reconocer las interdependencias entre individuos, grupos y especies. Deberían impulsarnos a comprender la importancia de todo lo que compartimos y de las interdependencias sistémicas que nos unen a los otros y al planeta. (Zewde, 2022, p. 53).

Es pronto para saber cuál será la influencia del último informe. El estilo de elaboración y de redacción parece más operativo que el de los anteriores, pero puede que sea menos brillante en la redacción y algo menos adelantado a su tiempo.

Los informes de la Unesco son referencias habituales en leyes y todo tipo de documentos relacionados con políticas educativas. En cada momento, se elaboran por comisiones muy notables que intentan reflejar la pluralidad y la forma de trabajar de cada momento, con importantes personalidades involucradas. Los responsables del primer informe y del segundo, fueron Edgar Faure (1908-1988) y Jacques Delors (1925-2023) que tienen en algún punto una biografía similar, pasan incluso por la misma escuela pública de París (Lycée Voltaire). Faure fue un importante político francés, al igual que Delors. Sin bien Delors, más cercano en el tiempo, tiene una proyección internacional mayor como arquitecto de la Unión Europea moderna y, en lo relativo a la educación, destaca por la puesta en marcha el programa Erasmus (como presidente de la Comisión Europea). Sahle-Work Zewde (1950-) fue presidenta de Etiopía hasta 2024, por lo que es la primera vez que se le encarga liderar este tipo de informe a una mujer y a una persona del continente africano. También por primera vez, se realiza el informe con la recogida de aportaciones a través de una consulta mundial en la que participan un millón de personas.

Bibliografía:

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